Tupinambo, información sobre la tecnología de cultivos
El tupinambo (Helianthus tuberosum), también conocido como topinambur o alcachofa de Jerusalén es una planta de la familia de las asteráceas. Se cultiva por sus tallos subterráneos que tienen un alto contenido en nutrientes. Contienen insulina, sacarosa, levulina, proteínas, sales minerales, etc. Esta hortaliza también se utiliza en la alimentación animal y en la industria del alcohol. Se cree que la planta de la alcachofa de Jerusalén es originaria de Norteamérica, pero también se encontró en el sureste de Canadá. Es una planta popular en Europa central y occidental, donde se cultiva intensivamente.
Al ser una planta perenne, desarrolla en el suelo unos tallos subterráneos llamados rizomas. El sistema radicular está bien enraizado en el suelo, alcanzando longitudes de 80 cm. Los rizomas tienen raíces fibrosas, sostenidas por ramas secundarias que aseguran la absorción de agua y sales minerales. El tallo mide hasta 3 metros de altura, es rugoso y ramificado. Las hojas tienen formas diferentes: las del haz son ovado-lanceoladas, y las del envés son ovado-cordiformes. Las flores son pequeñas y amarillas, parecidas a los girasoles. Los frutos miden 5-6 mm, son grises y tienen manchas más oscuras.
Requisitos climáticos y de suelo
Es una especie resistente a las bajas temperaturas, pero para un crecimiento óptimo, el tupinambo necesita una temperatura óptima de 15-27 grados C. En verano regula sus procesos metabólicos para poder soportar olas de calor y breves períodos de sequía. Puede aprovechar las reservas de agua de la parte inferior del perfil del suelo gracias a su sistema radicular bien desarrollado. Prefiere los suelos ligeros de textura areno-arcillosa o franco-arenosa.
Cultivo
Rotación de cultivos
Se recomienda una rotación de cuatro años. Puede cultivarse después de gramíneas, cereales de paja, trébol, alfalfa, leguminosas anuales, maíz, col, lino, raíz o bulbosas.
Preparación del suelo
Tras desbrozar el terreno, se puede arar la tierra para destruir las malas hierbas y los restos vegetales. El arado debe hacerse inmediatamente, a una profundidad de 28-30 cm. En suelos compactos o pesados, el suelo debe escarificarse (la compactación del suelo reduce considerablemente la producción). Después de arar o escarificar, hay que nivelar el terreno. La preparación del suelo para la plantación se realiza movilizando la tierra hasta una profundidad de 14-18 cm, utilizando una cosechadora o un motocultor. En esta fase pueden aplicarse abonos órgano-minerales complejos.
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Plantación
Se recomienda utilizar material de plantación sano, libre de enfermedades y plagas. La plantación puede realizarse en primavera y se recomienda respetar el siguiente esquema: 70 cm de distancia entre hileras y 40 cm de distancia entre plantas por hilera. La profundidad de plantación es de 10-15 cm. Es muy importante respetar el esquema de plantación porque las partes aéreas del tupinambo crecen exuberantemente y necesitan espacio.
Control de las malas hierbas: Puede realizarse mecánicamente mediante 2-3 azadas. Se recomienda aflojar el suelo superficialmente (5-6 cm).
Control de plagas y enfermedades: se realiza aplicando tratamientos con fungicidas e insecticidas específicos. Para evitar la aparición de enfermedades o plagas resistentes a los plaguicidas, se recomienda alternar productos con distintas sustancias activas.
Riego y fertilización
El tupinambo (o la alcachofa de Jerusalén) tolera bien los períodos secos, pero para obtener buenos rendimientos requiere un riego abundante. Dependiendo de las condiciones ambientales, pueden aplicarse 2-3 riegos con normas de 300 – 350 metros cúbicos/ha. El sistema radicular de la planta aprovecha bien la reserva de nutrientes del suelo, así como el abono aplicado durante el laboreo. Durante el período vegetativo, pueden aplicarse fertilizantes químicos complejos (NPK), así como fertilizantes foliares.
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Cosecha
A finales de otoño, los tallos aéreos de las plantas de tupinambo deben acortarse a unos 30 cm para facilitar la recolección. La recolección se realiza a mano. Se remueve la tierra con una azada o una pala y, a continuación, se extraen los tubérculos de la tierra. Los tubérculos se dejan secar unos días y luego se almacenan.
El período de almacenamiento es de dos meses como máximo. Por esta razón, se cosechan gradualmente en función de la demanda del mercado. Al cabo de 4 o 5 años, la plantación deja de producir económicamente y los tubérculos reducen su tamaño.