La fresa o fresa de jardín (Fragaria x ananassa) es la primera especie que ofrece fruta fresca a partir de la segunda década de mayo, abriendo, junto con las cerezas, la temporada de fruta fresca. Las fresas se consumen frescas, siendo muy apreciadas por su agradable sabor y su aroma específico. También pueden utilizarse en tartas y para la elaboración de jarabe, mermelada u otros productos.

La fresa es una especie rentable y apresurada (da frutos en el primer año tras la plantación). Los principales problemas del cultivo de la fresa son el elevado carácter perecedero de los frutos y los altos costos de recolección. Los frutos tienen un alto valor nutritivo, se recomienda su consumo en caso de enfermedades hepáticas, hipertensión, anemia, astenia, convalecencia y curas de desintoxicación. Las fresas son una buena fuente de vitaminas (A, D, C, B6, B-12), minerales y otros beneficios para la salud.

Características botánicas

La fresa es una planta herbácea perenne con un corto tallo subterráneo. Forma una roseta de hojas en la superficie y desarrolla un sistema radicular superficial en el suelo. Las raíces de la fresa penetran en el suelo hasta una profundidad de unos 30 cm, tanto horizontal como verticalmente. A partir de las yemas vegetativas situadas en la base de la planta se forman estolones. Éstos se caracterizan por un acentuado heliotropismo (amantes del sol), orientándose hacia la dirección mejor iluminada (normalmente hacia el intervalo entre las filas). Las flores son hermafroditas y permanecen abiertas durante 4-5 días. Cada planta forma 40-50 flores, dependiendo de la variedad. El fruto botánico de la fresa está representado por los aquenios situados en la pulpa roja. La parte roja que se consume es el receptáculo floral agrandado, que no se considera un fruto botánico.

Después de 4-5 años, las plantas entran en el período de declive, por lo que la plantación de fresas sólo es viable durante 4 años.

Requisitos medioambientales

La fresa sale del período de latencia cuando las temperaturas son superiores a 5℃. En invierno, las plantas pueden tolerar temperaturas negativas de hasta -20℃ o incluso inferiores. La resistencia de las plantas a las bajas temperaturas depende tanto de la variedad como del grado de cobertura de las plantas con nieve. En caso de heladas primaverales tardías, cuando las plantas están en flor, pueden producirse daños por heladas incluso a -3℃. Durante el período de crecimiento vegetativo, esta especie prefiere temperaturas entre 10 y 24℃. La temperatura óptima para la maduración del fruto es de 14-18 ℃.

La fresa tiene un elevado consumo de agua, por lo que los mejores cultivos se consiguen en zonas con 600-900 mm de precipitación anual. Si no se alcanza este umbral, es obligatoria la aplicación de riego.

Las necesidades de luz de la fresa son elevadas. La fructificación abundante y cualitativa depende de la luz directa. Sin embargo, las plantas toleran el sombreado parcial, pero la producción y la calidad de la fruta disminuyen. Prefiere suelos sueltos y bien drenados, ricos en materia orgánica. No se recomienda plantar fresas en zonas con suelos pesados, arcillosos y compactados.

Si se asegura el riego, las fresas aprovechan bien los suelos arenosos, proporcionando producciones tempranas.

Preparación de la tierra

A la hora de elegir el terreno, se tienen en cuenta las preferencias de las especies en cuanto al suelo. Dada la necesidad de riego para obtener altos rendimientos, es indispensable una fuente de agua cercana. Unas buenas plantas precursoras son los cereales y las leguminosas, que dejan el suelo limpio y enriquecido con materia orgánica.

Tras limpiar el terreno de los restos vegetales del cultivo anterior, se administran abonos orgánicos (40t/ha de estiércol) y abonos químicos (tipo NPK). La dosis de fertilizantes NPK varía en función del estado de abastecimiento del suelo en elementos minerales.

En el caso de los cultivos protegidos, puede realizarse una desinfección del suelo con productos específicos para reducir la incidencia de enfermedades y plagas. La desinfección se realiza 20-30 días antes de la plantación, dependiendo de la temperatura del suelo.

La tierra se labra a una profundidad de 30 cm y se nivela. Normalmente, para las fresas se preparan lechos elevados.

El suelo debe estar bien preparado, nivelado y libre de restos vegetales de cultivos anteriores. Si hay malas hierbas antes de la plantación, se pueden aplicar herbicidas no selectivos (respetando el tiempo de descanso hasta el establecimiento del cultivo, especificado en la etiqueta, en función del producto elegido).

En el caso de establecer un cultivo con mantillo o agrotextil, éstos se instalan después del laboreo y tras la instalación del sistema de riego por goteo. En este sentido, se pueden utilizar equipos que realicen ambos trabajos simultáneamente. El acolchado con paja se realiza cuando las plantas ya están establecidas, enraizadas.

Todas las fases del proceso de preparación del terreno deben estar terminadas a principios de septiembre o abril, dependiendo de la temporada de plantación elegida.

Plantación

La plantación de fresas se realiza con estolones recién cosechados y sanos, adquiridos en viveros especializados que garantizan un material libre de virus. Se pueden utilizar con éxito estolones refrigerados, que están libres de enfermedades y plagas.

Como sistema de plantación se pueden utilizar franjas de 2 filas, con distancias de 80 cm entre franjas y de 35-40 cm entre filas. Entre las plantas debe haber unos 30 cm.

Para establecer los cultivos en el campo, la plantación puede realizarse en otoño (septiembre-octubre) o en primavera (abril). Antes de plantar, se da forma a los estolones, eliminando gran parte de las hojas y la parte superior de las raíces. Se recomienda dejar sólo 2 hojas jóvenes en las rosetas. Para que la plantación tenga éxito, se suelen introducir las raíces en un barro de consistencia cremosa, formado por tierra amarilla, estiércol de ganado y agua. La finalidad de esta labor es garantizar el mejor contacto posible entre las raíces y el suelo.

Si la plantación se realiza con una plantadora, sólo se recortan las hojas y no se introducen las raíces en el barro. En este caso, el acortamiento de las raíces se realiza junto con la plantación.

Tras la plantación, los brotes centrales de la planta deben estar a ras de suelo. Las raíces deben colocarse verticalmente, ya que la fresa es una especie pretenciosa en este aspecto. La tierra se compacta alrededor de la planta, para garantizar el mejor contacto posible entre el suelo y las raíces.

Las plantas se riegan abundantemente inmediatamente después de la plantación. Los estimuladores del enraizamiento pueden administrarse inmediatamente a través del sistema de goteo.

Transcurridas unas dos semanas desde la plantación, se rellenan los huecos con material de plantación de la misma variedad y se sustituyen las plantas marchitas.

Los trabajos de mantenimiento

La fresa puede producir muchos estolones, lo que provoca el agotamiento de la planta. Por ello, se recomienda eliminar periódicamente los estolones de la plantación, antes de que compitan con las plantas de cultivo. Asimismo, la eliminación de las malas hierbas es muy importante, dado el bajo hábito de la planta. En este sentido, se pueden realizar escardas en cultivos sin matorral o aplicar herbicidas específicos.

Si elige cubrir el cultivo con papel de aluminio o paja, se reduce el número de trabajos de mantenimiento y las plantas se benefician de mejores condiciones de crecimiento. El mantillo mantiene una temperatura más alta y constante a nivel de las raíces, evita la evaporación del agua del suelo y mejora la calidad de la fruta (se obtienen frutos más limpios, con un aspecto comercial elevado).

Las plantaciones de fresa deben regarse para obtener rendimientos elevados, ya que la fresa es sensible a la falta de agua, incluso durante períodos cortos. Los sistemas de riego por goteo son los más recomendables. El agua se administra siempre que sea necesario, en todas las fenofases de crecimiento y fructificación, en función de las condiciones climáticas. Las mayores necesidades de agua se registran en la fase de crecimiento del fruto. También se pueden utilizar sistemas de pulverización, pero favorecen la aparición de enfermedades específicas.

ATENCIÓN: el exceso de agua en el suelo favorece el desarrollo de enfermedades foliares y provoca la pudrición de las raíces o la asfixia del sistema radicular.

Para alcanzar su potencial de producción, las fresas necesitan fertilización durante la temporada de crecimiento. La administración semanal de fertilizantes hidrosolubles a través del sistema de riego por goteo es un método eficaz de fertilización. De este modo, las plantas pueden beneficiarse constantemente de los elementos esenciales. En función de la fenofase, se administran abonos radiculares con macro y microelementos en las cantidades necesarias.

La fertilización radicular puede complementarse con fertilizantes foliares, en función de las necesidades de la planta y de las condiciones ambientales.

Para ayudar a las plantas a superar los períodos de estrés, se puede realizar una fertilización foliar y radicular con productos específicos.

Si el cultivo se establece en primavera, se recomienda retirar las inflorescencias para favorecer el enraizamiento de las plantas. De lo contrario, la planta destina recursos a la fructificación, en detrimento del enraizamiento y del desarrollo de un aparato foliar rico.

Control de plagas. Entre las enfermedades más comunes de la fresa, mencionamos el oídio, la mancha común de la fresa, la mancha negra, el moho gris, y como plagas, el gorgojo de la fresa, los pulgones, los trips, los ácaros.

Cosecha de las fresas

La temporada de recolección se sitúa entre mayo y julio, dependiendo de la variedad cultivada. Las fresas se recogen cuando el color rojo ha cubierto toda la fruta. La recolección se realiza por la mañana o por la tarde, para evitar las horas de fuerte insolación. La operación se realiza por etapas, siendo necesarias entre 3 y 8 pasadas por la misma parcela. Las fresas se desprenden de la planta rompiendo el pedúnculo. En condiciones normales de almacenamiento, las fresas duran unos días, mientras que en almacenes con atmósfera controlada pueden durar hasta 8 semanas.

Cultivo de fresas en áreas protegidas

En zonas protegidas, los frutos maduran 25-30 días antes que en el cultivo de campo. La tecnología de cultivo es similar a la utilizada en el campo, a la que se añaden algunas operaciones complementarias:

• los estolones se plantan en otoño, en un solario descubierto, que se cubrirá después del 15 de febrero;
• se controlan los factores ambientales, se garantizan las temperaturas óptimas de crecimiento y fructificación mediante sistemas de calefacción o ventilación;
• para obtener una producción uniforme de frutos, de tamaño adecuado, se proporcionan polinizadores en la zona protegida (colmenas de abejorros).