El arándano (Vaccinium myrtillus) es un arbusto frutal que crece en forma de mata de 30-60 cm de altura. Se incluye en la categoría de arándanos de matorral bajo y está muy extendido en zonas montañosas. En cultivo, predominan los arándanos highbush. Las variedades de arándano cultivadas son en su mayoría de la especie Vaccinium corymbosum.

Se introdujo en el cultivo por sus frutos. Los frutos del arándano (arándanos) contienen sustancias antibacterianas y antisépticas y un equivalente natural de la insulina. Además de estas sustancias, estos frutos también contienen calcio, sodio, magnesio, proteínas y vitaminas (A, C, B1, B2). Debido a estas propiedades, los arándanos se recomiendan en la dieta de las personas que padecen diabetes, problemas de visión, inflamación del sistema respiratorio, arteriosclerosis o trastornos digestivos.

Características botánicas

El arándano crece en forma de arbusto, que puede alcanzar hasta 1-2 m de altura. El sistema radicular se desarrolla superficialmente y puede alcanzar los 40 cm de profundidad. El arbusto desarrolla numerosos tallos aproximadamente iguales desde el nivel del suelo, que producen frutos en el segundo año tras la plantación. Los tallos están débilmente ramificados y su color varía del verde al marrón rojizo. Las yemas vegetativas tienen forma triangular y están situadas en las ramas anuales. Los botones florales, de forma redondeada, se sitúan en la parte superior del tallo. Las hojas son elípticas, cortamente pedunculadas y las flores se agrupan en inflorescencias racimosas. La planta del arándano es una especie autofértil, con frutos esféricos aplanados, de color azul y cubiertos de una capa de pruina (cera).

Requisitos medioambientales

El arándano es resistente a las bajas temperaturas, dependiendo de la variedad. Durante el período de latencia, resiste a temperaturas de hasta -20℃. Las heladas tardías pueden destruir los botones florales, provocando una drástica disminución de la producción. El arbusto es sensible a la sequía y a la humedad excesiva del suelo. Los mejores resultados se obtienen en zonas donde caen anualmente 800-1000 mm de precipitaciones, distribuidas uniformemente a lo largo del año. En terrenos bien iluminados, los arándanos dan frutos abundantes, pero también toleran terrenos ligeramente sombreados. Al ser sensibles a las corrientes de aire, la parcela en la que se planten los arbustos de arándanos debe estar rodeada de fajas protectoras. Un factor limitante en el cultivo del arándano es el suelo, ya que este arbusto crece en suelos ácidos, con un pH comprendido entre 4,2 y 4,8. Además, el suelo debe estar bien drenado y ser rico en humus.

Preparación del suelo

En el caso del cultivo de arándanos, los mejores cultivos precursores son las coníferas, que crecen de forma natural en suelos ácidos. Además, si el suelo corresponde en cuanto a acidez (pH 4,5-5,5), los pastos y praderas son buenos precursores. El trigo, la avena, la colza, la mostaza, las judías y los guisantes pueden utilizarse con éxito como plantas precursoras. La preparación del terreno debe realizarse a principios de octubre. En primer lugar, deben retirarse los restos vegetales del suelo y de la tierra y destruirse las malas hierbas. Para la plantación, se pueden hacer hoyos o zanjas individuales. En el caso de suelos propensos a encharcarse, se recomienda hacer caballones a lo largo de las hileras de plantación.

Dados los requisitos de pH de las variedades de arándanos, la preparación del lugar de plantación implica la administración de materiales que mejoren la textura del suelo y mantengan su acidez en valores óptimos. Así, se puede añadir turba ácida (la más recomendada), estiércol fermentado o serrín de coníferas en los fosos o zanjas de plantación. Éstos pueden mezclarse con la tierra o añadirse a la base de la fosa. El uso adicional de hongos micorrícicos favorece el suministro a la planta de los elementos minerales necesarios, por lo que se recomienda el uso de fertilizantes especiales.

Plantación

El material de plantación debe estar bien enraizado y tener una altura de 30-45 cm. Los arbustos sólo se adquirirán en viveros o centros de investigación autorizados. Para una mejor unión de los frutos, se recomienda plantar varias variedades. Normalmente, el período óptimo de plantación es el otoño (octubre-noviembre), pero puede variar según las variedades de arándanos y las condiciones del lugar. Las distancias de plantación recomendadas son de 3 m entre hileras y de 1 m entre plantas por hilera.

Las raíces secas o dañadas deben eliminarse antes de la plantación. Para favorecer el éxito de la plantación, las raíces deben introducirse en un lodo de consistencia cremosa, compuesto de tierra amarilla, estiércol de ganado y agua, justo antes de plantar.

La plantación propiamente dicha comienza con el piqueteado del terreno (marcando el lugar de cada arbusto en el suelo) y la realización de hoyos de plantación, de 40 x 40 x 40 cm. La planta debe colocarse de modo que 5-10 cm del tallo queden cubiertos de tierra. Después de plantar, hay que compactar la tierra alrededor del arbusto para que haya el mejor contacto posible entre la tierra y las raíces. Se recomienda acolchar el suelo con serrín o agrotextil, en tiras de 1,2 m de ancho, a lo largo de la hilera de plantas. Los espacios libres entre las franjas acolchadas suelen cultivarse con especies de trébol o gramíneas.

Trabajos de mantenimiento

El primer año tras la plantación, los tallos se acortan a 3-4 yemas, para estimular a la planta a formar brotes vigorosos en la base del arbusto. El segundo año, los brotes verticales y vigorosos se acortan a la mitad, para estimular la ramificación. El mismo procedimiento se sigue en los 2-3 años siguientes, pero sólo se acorta la mitad de los nuevos tallos, con lo que se consigue la producción en varias etapas.

Para favorecer el correcto desarrollo de la mata, se recomienda eliminar los botones florales en los 2 primeros años tras la plantación (si aparecen). Las ramas débiles o con una posición desfavorable (oblicuas o fuera del arbusto) se eliminan.

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Las plantas de arándano tienen una gran capacidad de regeneración. Forman nuevos tallos cada año, lo que puede abarrotar el arbusto y crear condiciones favorables para enfermedades y plagas. Por ello, se recomienda cortar desde la base los tallos de más de 5 años, así como los que estén enfermos o con posiciones desfavorables. Se conservan los nuevos brotes más vigorosos, para que den fruto. Dependiendo de la situación, pueden realizarse aclareos y esquejes de ramas en la parte superior de los arbustos.

Control de las malas hierbas

La forma más recomendable de mantener el cultivo libre de malas hierbas es el uso de serrín o mantillo agrotextil, en franjas de 1,2 m, a lo largo de las hileras de plantas. Se pueden aplicar herbicidas autorizados en los intervalos entre las hileras o trabajar la tierra superficialmente.

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Irrigación

En las zonas donde las precipitaciones no proporcionan el agua necesaria (800 mm/año como mínimo), el riego es obligatorio para el cultivo del arándano. Normalmente, bastan 4-5 riegos con normas de 400-500 metros cúbicos/ha. El riego se aplica en la fase de crecimiento de los brotes, en la fase de crecimiento del fruto, tres semanas antes de la cosecha y una semana después de la cosecha. También se recomienda el riego por goteo, que puede utilizarse con éxito.

Todos los órganos del arándano son susceptibles de ser atacados por hongos, bacterias, virus e insectos dañinos.

En el caso de plantaciones intensivas, se requiere una fertilización adicional. El abono complejo NPK equilibrado se aplica anualmente, con la adición de microelementos a través del sistema de riego por goteo (o por incorporación al suelo, según el producto), de forma escalonada a lo largo del período de crecimiento vegetativo. También puede aplicarse fertilización foliar con productos específicos.

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Para ayudar a las plantas a superar los períodos de estrés fisiológico, se puede realizar una fertilización foliar y radicular con productos especialmente diseñados para este fin.

Cosecha de arándanos

Dependiendo de la variedad de la especie y de las condiciones ambientales, los arándanos se recolectan desde finales de julio hasta principios de octubre. Dado que los frutos de arándano maduran gradualmente, la recolección se realiza en 3-4 etapas, a intervalos de 5-7 días. El momento óptimo de la cosecha lo señala la aparición del color específico, y la piel del fruto se vuelve elástica al presionarla. La recolección se realiza por la mañana o por la tarde. Los arándanos tienen una buena capacidad de almacenamiento. En comparación con los frutos de otros arbustos frutales, duran en cámara frigorífica 4 semanas.