Los amantes de la orquídea dicen que ninguna otra planta puede competir con ella, que destaca por la belleza de sus flores y la gran diversidad de colores, formas y fragancias. De hecho, esta gran familia llamada Orchidaceae, incluye aproximadamente 800 géneros, con más de 30.000 especies, cultivares e híbridos.

Exceptuando las zonas con temperaturas extremas, las orquídeas se encuentran en muchas zonas del mundo, teniendo una vasta área de origen. Esto explica la gran diversidad de géneros, especies, variedades e híbridos.

En su mayor parte, las orquídeas son originarias de los bosques tropicales y subtropicales de zonas de todo el planeta. Algunas especies son originarias de las zonas templadas-marinas de Norteamérica, Europa, Nueva Zelanda y Australia.

En función del medio en el que crecen, las orquídeas pueden dividirse en:

• terrestres – incluyen pocas especies, proceden de zonas templadas y frías y fijan sus raíces en el suelo, como la mayoría de las plantas;
• semiterrestres – que fijan sus raíces en los restos en descomposición de otras plantas;
• litófitas – que crecen sobre rocas;
• epífita – incluye la mayoría de las especies de orquídeas. Crecen, por regla general, en los troncos de los árboles, que utilizan como soporte, y no son plantas parásitas. Proceden de zonas tropicales y subtropicales, áreas con fuertes lluvias, elevada humedad y temperaturas positivas durante todo el año. Estas son también las especies que se cultivan para su comercialización, encontrándose a menudo en los hogares de los amantes de las orquídeas.

Otra diferencia entre las especies de orquídeas es el tipo de crecimiento. Algunas tienen crecimiento monopodial (Phalaenopsis, Vanda), es decir, tienen una sola punta de crecimiento, corta o larga. Otras especies tienen un crecimiento simpodial (Cattleya, Oncidium, Cymbidium), lo que significa que presentan varias puntas de crecimiento.

Estas orquídeas también se diferencian por su sistema radicular. Las plantas terrestres tienen raíces finas, largas y fibrosas, adaptadas al crecimiento en el suelo, mientras que las epífitas tienen raíces gruesas, también llamadas raíces aéreas. Tienen una capa llamada velamen en la superficie, de color plateado, con la función de absorber el agua del ambiente. Una función especial que tienen estas raíces es realizar el proceso de fotosíntesis. El sistema radicular de la orquídea requiere una buena ventilación, y el exceso de agua suele ser la causa de que surjan problemas en estas plantas.

Además de su belleza, las orquídeas también nos sorprenden con algunas curiosidades, más o menos conocidas:

• La orquídea más pequeña crece aproximadamente 2 mm de altura y se llama Platystele jungermannioides;
• Grammatophyllum speciosum es conocida como la orquídea más grande y crece de forma natural en la primera bifurcación de los árboles;
• Con el tiempo, se crearon vínculos entre las flores de la orquídea y los polinizadores, como el aspecto similar, para facilitar la polinización. La Ophrys apifera, conocida como la orquídea abeja, atrae a las abejas por el aspecto similar de la flor;
• La vainilla se extrae de las vainas de una especie de orquídea llamada Vanilla planifolia.

El ciclo biológico de la orquídea comprende un período de crecimiento vegetativo activo y floración y un período de latencia, de reposo relativo o profundo, según las especies. Asegurar esta secuencia y las condiciones ambientales propias de cada etapa es vital para obtener y mantener plantas sanas y lograr una floración de la máxima calidad. El período de reposo durante el año es diferente según las especies, bien en verano (Oncidium, Odontoglossum, Vanda) o en primavera, después de la floración (Coelogyne, Phalaenopsis). La menor cantidad de agua y el descenso de la temperatura son los factores que determinan el inicio del período de latencia.

Teniendo en cuenta que las orquídeas epífitas son las más comercializadas y cultivadas por los aficionados, este artículo se referirá especialmente a las condiciones necesarias para ellas.

Requisitos ecológicos de las orquídeas epífitas

Las exigencias ecológicas varían mucho según las especies. Estas exigencias son el resultado de las condiciones ambientales de las zonas de origen, donde las plantas se formaron y evolucionaron.

Luz

Este factor es el más importante cuando se trata de la floración de la orquídea. La luz insuficiente impide la floración, pero la luz solar directa provoca quemaduras en las hojas. Estas especies necesitan una luz intensa pero no prefieren la luz solar directa, por lo que las plantas se colocan en un alféizar orientado al sur, al este o al oeste, para que se beneficien de este recurso.

En general, el aspecto de las plantas nos dice mucho sobre sus necesidades. En cuanto a la influencia de la luz en el color de las hojas, éstas deben ser de color verde claro. Si las hojas reciben poca luz, son de color verde oscuro. Si reciben demasiada luz, las hojas tienen un color verde amarillento.

Temperatura

Dependiendo de la especie, los requisitos térmicos se sitúan entre 16-30 °C durante el día y 12-24 °C por la noche para la estación cálida, respectivamente 13-26 °C durante el día y 10-20 °C por la noche para la estación fría. Independientemente de la estación, garantizar una diferencia de temperatura entre el día y la noche de 4-6 °C es vital para el buen desarrollo de las dos etapas del ciclo biológico de la orquídea.

A menudo surge la pregunta: «¿Por qué mi orquídea ya no florece? Está sana pero no florece». Hay que saber que la variación de temperatura entre el día y la noche es un aspecto que no debemos descuidar si queremos volver a disfrutar de las flores de estas plantas. La inducción floral tiene lugar si se garantiza una diferencia de temperatura entre el día y la noche de 4-6 °C durante 4-5 semanas. Así, durante el día pueden garantizarse temperaturas ligeramente superiores a 20 °C y por la noche las temperaturas pueden ser de 15-16 °C (lo ideal es la secuencia de 16 °C por la noche / 20 °C durante el día).

Durante la estación cálida, las plantas pueden soportar temperaturas de 30-35 °C durante poco tiempo, si se asegura la humedad y la ventilación necesarias.

Cuando la planta tiene capullos, la temperatura no debe bajar de 15 °C porque pueden marchitarse y caer antes de florecer.

La humedad atmosférica relativa

Al ser planta tropical, a la orquídea le encanta la humedad atmosférica elevada. Esta condición no es difícil de cumplir:

• Las macetas pueden colocarse en bandejas con guijarros y agua, siempre que la parte inferior de las macetas no toque el agua;
• Si hay varias plantas, pueden colocarse cerca unas de otras, manteniendo así un microclima más húmedo;
• Las plantas pueden rociarse con agua sobre las hojas, pero sin que penetre en el lugar donde la hoja se inserta en el tallo o en el centro de la roseta (brote central). La pulverización se realiza, preferentemente, en la primera parte del día, evitando hacerlo hacia el final de la jornada.

Para cultivar orquídeas con éxito, la temperatura, la luz y la humedad deben estar siempre estrechamente relacionadas y los valores de un factor deben estar correlacionados con los de los demás. La humedad baja y las temperaturas altas son perjudiciales para las plantas y pueden causar marchitamiento. Una humedad elevada, correlacionada con temperaturas bajas, provoca la pudrición de las raíces de la orquídea.

El sustrato y la maceta

Las principales funciones del sustrato son sostener y proporcionar a la planta la humedad necesaria para el sistema radicular, no aportar nutrientes a la planta.

El sustrato debe ser lo más poroso y suelto posible, para garantizar un buen drenaje del agua, especialmente en el caso de las especies epífitas, cuyas raíces requieren un mayor grado de aireación. Por regla general, se utiliza una mezcla de 2-3 de los siguientes materiales: corteza, turba gruesa, raíces de helecho, pequeños trozos de corcho, musgo, fibras de coco, perlita.

Se recomienda utilizar sustratos ya preparados, que se pueden encontrar en el comercio.

La maceta de las orquídeas epífitas es preferiblemente transparente, porque sus raíces necesitan luz para realizar la fotosíntesis. Para una buena ventilación de las raíces, es necesario que la maceta tenga suficientes agujeros en el fondo, para que no haya riesgo de estancamiento de agua.

Cuidado de las orquídeas

Regar las plantas

El sustrato de la orquídea no debe estar muy húmedo (saturado de agua), pero tampoco muy seco. La mayoría de las orquídeas prefieren que el sustrato se seque antes de volver a regar, eliminando así el riesgo de acumulación excesiva de agua.

Calidad del agua: puede utilizar agua del grifo, conservada durante 24 horas en un recipiente abierto. El agua de lluvia, preferiblemente de una zona menos contaminada, es muy recomendable para regar las plantas de interior. Independientemente de la fuente de agua, se administra a la planta cuando está a temperatura ambiente, para protegerla de los choques térmicos.

Cuándo regar: La administración de agua se realiza en las primeras horas del día, para que el sustrato pueda secarse parcialmente hasta la noche. Es preferible no regar las plantas por la noche.

La orquídea se riega una vez cada 10-12 días en invierno y una vez cada 7-8 días en verano, pero, atención, la frecuencia de riego depende mucho de las condiciones ambientales de la planta, el tamaño de la maceta y el tipo de sustrato.

Una maceta más pequeña requiere un riego más frecuente, mientras que una maceta más grande mantiene la humedad del sustrato durante más tiempo, por lo que requiere ser regada con menos frecuencia.

El sustrato de corteza se seca más fácilmente que el de turba.

La temperatura de la habitación y las corrientes de aire influyen en la rapidez con que se seca el sustrato de la planta, por lo que la frecuencia de riego debe establecerse siempre en función de ellas.

Para eliminar cualquier incertidumbre sobre el momento óptimo de riego, puede comprobar fácilmente la humedad del sustrato. Esto puede hacerse con el dedo, a una profundidad de 2-3 cm en el sustrato o con la ayuda de un lápiz. Si se nota húmedo al tacto, la planta aún no necesita agua. Si el sustrato está seco, hay que regar la planta.

Cómo regar:

• El riego se realiza sumergiendo la maceta en agua durante 10-15 minutos, hasta que todo el sustrato esté húmedo, tras lo cual se escurre toda el agua de la maceta y de la bandeja, para que las raíces no se queden en el agua. Al aplicar este método, se tiene en cuenta que el agua no penetre en el centro de la roseta de hojas ni en el punto donde éstas se insertan en el tallo. Si el agua se estanca en estas zonas, existe el riesgo de que la planta se pudra.
• Otro método consiste en verter agua en la maceta hasta que fluya hacia la bandeja. Una vez escurrida el agua, se vacía la bandeja.

Fertilización

Cuándo: Como norma general, se recomienda una aplicación semanal o bimensual durante el período de crecimiento vegetativo (cuando la planta muestra nuevos crecimientos), con cantidades menores de fertilizante (es necesario utilizar una cuarta parte de la dosis recomendada). Una vez maduros los nuevos crecimientos, reduzca la cantidad de abono administrada y deje de hacerlo por completo durante el período de reposo vegetativo de la planta.

Asimismo, deje de abonar las plantas que tengan enfermedades o un mal estado de salud.

Abonar durante el período de floración provoca un marchitamiento más rápido de las flores, por lo que también debe interrumpirse durante este período.

Con qué: Se recomienda utilizar abonos especialmente creados para la orquídea, disponibles en el comercio, que contienen nitrógeno, fósforo, potasio y oligoelementos.

Hacia el otoño, pueden utilizarse abonos con mayores cantidades de fósforo y potasio, para favorecer el crecimiento de las raíces y los tallos florales.

¿Qué más necesitamos saber?

• Los fertilizantes se aplican en las cantidades especificadas por el fabricante o incluso menores y nunca en cantidades mayores, para no quemar las raíces.
• Una vez al mes, riegue la planta sin añadir fertilizantes, para eliminar el exceso de sales que quedan en el sustrato después de abonar. Es importante hacer esto en el caso de la orquídea para proteger las raíces contra las quemaduras.

Trasplante

Se realiza una vez cada 18-24 meses y suele hacerse en primavera o después de que las flores se hayan marchitado. Las plantas que tienen flores o están a punto de florecer no deben trasplantarse porque existe el riesgo de que las flores se caigan.

El objetivo del trasplante es sustituir el sustrato antiguo por uno nuevo y no siempre es necesario utilizar una maceta más grande. Si la planta tiene las raíces apretadas y se observa la necesidad de sustituir la maceta, ésta no debe ser mucho más grande que la antigua. Si se trasplanta a una maceta demasiado grande, la planta desarrollará las raíces en detrimento de la floración. Se recomienda adquirir el nuevo sustrato en una tienda especializada, y es necesario que esté especialmente formulado para orquídeas.

Para el trasplante, saque la planta de la maceta vieja, retire completamente el sustrato viejo y corte las raíces secas o dañadas. En la nueva maceta, ponga un puñado del nuevo sustrato, coloque la planta de forma que las raíces queden dispersas por toda la maceta y rellene los espacios entre las raíces con sustrato. La zona entre las raíces y el tallo debe quedar por encima del sustrato. Si es necesario sostener la planta, se utiliza un tutor.

No aplique fertilizantes inmediatamente después del trasplante. Coloque las plantas en un lugar poco luminoso y pulverice las hojas a diario.

Estimular la floración

La orquídea formará un nuevo tallo floral si se beneficia de un período de latencia tras la última floración y de las condiciones ambientales adecuadas, enumeradas y detalladas anteriormente.

En resumen:

• luz: la orquídea necesita luz natural intensa, pero no prefiere la luz solar directa. La luz insuficiente es una de las razones por las que a veces no florece;
• temperatura: es importante que la planta se beneficie de un período con diferencias de 4-6 °C entre el día y la noche para inducir la formación del tallo floral;
• humedad: ni mucha ni poca. Evita colocar las plantas cerca de fuentes de calor y no dejes que el agua se estanque a nivel de las raíces;
• abonado: muy importante para el crecimiento y desarrollo de una orquídea sana y vigorosa;
• la maceta: preferiblemente, transparente y debe permitir un muy buen drenaje del agua. Los agujeros laterales aseguran una buena ventilación de las raíces.

Latencia + luz + variación de temperatura + fertilización = Floración

Tras la floración de la orquídea, después de que caiga la última flor, corte el tallo floral desde la base. Si desea obtener un keiki, corte el tallo de forma que queden 1-2 nudos.

Propagación

A veces pueden aparecer plantas, llamadas keiki, en los nudos del tallo floral, que pueden desprenderse de la planta madre y plantarse por separado tras formar algunas raíces. Para estimular la formación de keiki, después de que las flores se marchiten, corte el tallo floral por encima de 1-2 nudos. Este es el principal método de reproducción de orquídeas epífitas al alcance de los cultivadores aficionados. A gran escala, se utiliza la multiplicación «in vitro», que se realiza en laboratorios especializados.

Enfermedades

BACTERIOSIS

Erwinia spp.

Los síntomas de esta bacteriosis se manifiestan por la aparición de manchas de aspecto húmedo, por regla general, rodeadas de zonas amarillentas. Las bacterias penetran fácilmente en la planta a través de las heridas y se propagan con rapidez si no se toman medidas de protección. Las plantas Phalaenopsis pueden quedar completamente destruidas en pocos días. Algunas especies pueden presentar un tejido profundizado, como un hueco, en la zona de la mancha húmeda.

Medidas de prevención y control: Las bacterias prefieren un ambiente húmedo y cálido. En caso de aparición, se retira la zona afectada con la ayuda de un cuchillo desinfectado, tras lo cual se aplican tratamientos con fungicidas, tanto a la planta afectada como a las plantas vecinas.

Pseudomonas spp.

Los síntomas de esta enfermedad aparecen en la superficie de la hoja en forma de manchas húmedas, como hinchazones llenas de un líquido verde turbio. Estas manchas se expanden, se fusionan y se vuelven marrones o negruzcas, profundas en el tejido de la hoja.

En las plantas Phalaenopsis, las manchas están rodeadas de zonas amarillas y la enfermedad progresa rápidamente.

Medidas de prevención y control: En caso de aparición, reducir la humedad y la temperatura, limpiar la zona afectada y aplicar tratamientos con fungicidas específicos.

Contra la bacteriosis, se aplican tratamientos con:

MICOSIS

Pythium spp, Phytophthora spp.

Los síntomas pueden aparecer en todos los órganos de la planta. Por regla general, aparecen en el envés de las hojas en forma de manchas húmedas de color marrón que se oscurecen y luego se vuelven negro púrpura. A veces las manchas van acompañadas de un borde amarillento. El patógeno puede atacar las raíces, los rizomas, los pseudobulbos y los nuevos brotes. En condiciones húmedas, la enfermedad se propaga rápidamente.

Medidas de prevención y control: Las condiciones de humedad y temperatura elevadas favorecen la aparición y propagación de la enfermedad. En caso de ataque fuerte, hay que aislar la planta de las demás para evitar que las plantas sanas se infesten. Antes de aplicar fungicidas, limpiar al máximo la zona afectada.

Fusarium spp.

Este patógeno bloquea los tejidos vasculares de la planta, provocando que la planta tenga «sed», aunque se beneficie de suficiente agua. La planta muestra hojas amarillentas y deshidratadas.

En caso de infección fuerte, este patógeno provoca la muerte de las plantas en pocos meses.

Medidas de prevención y control: La prevención de la aparición de este patógeno se consigue mediante una higiene rigurosa. Se recomienda utilizar herramientas desinfectadas. En caso de infección, se baña el sistema radicular con una solución de Topsin.

Rhizoctonia spp.

Es una enfermedad de las raíces que se produce en condiciones de humedad excesiva y mal drenaje del sustrato. Si no se detecta y trata a tiempo, esta enfermedad conduce a la muerte de la planta.

Las raíces están blandas y húmedas y tienen un color oscuro y las hojas están blandas y caídas. La planta deja de florecer y muestra signos de desecación.

Medidas de prevención y control: Para prevenir la aparición de la enfermedad, se debe evitar la humedad excesiva del sustrato y se recomienda el trasplante periódico de las plantas. En caso de infección, se eliminarán las partes afectadas de la raíz con la ayuda de una herramienta desinfectada, se trasplantará la planta a un sustrato fresco, tras lo cual se aplicará un fungicida específico mediante riego.

Antracnosis – Colletotrichum spp.

Esta enfermedad afecta a las partes aéreas de la planta. Los síntomas en las hojas pueden manifestarse por el pardeamiento de sus puntas o por la aparición de manchas grises o marrones a lo largo de las hojas. Encima de las manchas pueden verse los cuerpos fructíferos del hongo en forma de puntos negros.

Los síntomas en las flores se manifiestan en forma de manchas húmedas, negruzcas, situadas en la parte inferior de los pétalos y sépalos.

Medidas de prevención y control: La antracnosis se produce en condiciones de alta humedad y temperatura y poca luz. En caso de aparición, para evitar la progresión de la enfermedad, se recomienda reducir la temperatura y la humedad, asegurar suficiente luz y ventilación.

Se aplican tratamientos con fungicidas específicos para el control de la antracnosis.

Cercospora spp.

Al principio, la infección se manifiesta en forma de manchas amarillas en el envés de la hoja que se extienden al haz, seguidas de manchas necróticas, profundas y de color marrón negruzco. Las hojas afectadas caen prematuramente.

Medidas de prevención y control: En caso de infección, hay que evitar la humedad elevada en las hojas y asegurar una buena ventilación.

Se eliminan las hojas afectadas y se aplican tratamientos con fungicidas específicos para controlar la cercosporiosis.

Botritis spp.

Este patógeno ataca sobre todo a las flores y se manifiesta al principio en forma de pequeñas manchas marrones. Las manchas se agrandan y pueden cubrir toda la flor. En condiciones húmedas, aparece una pelusa gris sobre las manchas.

Medidas de prevención y control: Se eliminan las flores afectadas, se evita el exceso de humedad y se asegura una buena ventilación. Productos eficaces que pueden aplicarse contra la podredumbre gris:

VIRUS

La presencia de virus es visible en las hojas, mediante manchas necróticas o en forma de círculos y líneas. El mismo tipo de síntomas aparece también en las flores.

En caso de detectar la infección por un virus, se recomienda destruir la planta para evitar su propagación, teniendo en cuenta que no existe ningún tratamiento contra este patógeno.

Para prevenir la aparición y propagación de virus, se deben mantener bajo control las plagas consideradas vectores, como pulgones, trips, mosca blanca de los invernaderos. A la hora de trasplantar, se recomienda utilizar macetas nuevas o desinfectadas y sustrato sin utilizar.

Plagas

Cochinillas – Coccus herperidum, Coccus longulus

Estos insectos se localizan en el envés de las hojas, en sus axilas, en los rizomas y pseudobulbos, donde pican y se alimentan del líquido intracelular. Tras el ataque, aparecen manchas cloróticas en las hojas, seguidas de la caída prematura de las mismas.

Medidas de prevención y control: En caso de observar un pequeño número de plagas, se pueden eliminar con la ayuda de una servilleta. En caso de ataque grave, se aplican tratamientos insecticidas específicos.

Para favorecer la penetración del insecticida a través del escudo de cera, se recomienda añadir un adyuvante a la solución de tratamiento.

Pulgones lanígeros – Pseudococcus, Planococcus

Atacan todas las partes de la planta, pero pueden encontrarse especialmente en el tallo y en la zona donde las hojas se insertan en el tallo. Tras el ataque, las hojas muestran zonas amarillentas, que oscurecen su color y provocan la caída prematura. Estas plagas pueden verse a simple vista.

Medidas de prevención y control: Para su prevención y control se aplican tratamientos con insecticidas específicos.

Pulgones

Los pulgones se alimentan del jugo celular de los nuevos brotes, yemas y flores. Pueden comprometer la floración provocando la caída de los capullos y las flores. En los órganos afectados aparece un líquido adherente y pegajoso. Esta plaga transmite enfermedades y virus de una planta a otra.

Medidas de prevención y control: Para su prevención y control se aplican tratamientos con insecticidas específicos.

Trips – Frankliniella Occidentalis

Son pequeños insectos, difíciles de ver a simple vista, que se alimentan del líquido intracelular de las flores, capullos y hojas. Los botones afectados dejan de abrirse, las flores presentan deformaciones y manchas con aspecto húmedo. Las hojas tienen un aspecto blanquecino-plateado y la superficie atacada muestra pequeñas hendiduras. Los trips también transmiten enfermedades y virus de una planta a otra.

Medidas de prevención y control: Para su prevención y control se aplican tratamientos con insecticidas específicos.

Mosca blanca de los invernaderos – Trialeurodes vaporariorum

Al igual que los pulgones y los trips, la mosca blanca se encuentra en los nuevos brotes, capullos y flores. Su presencia es fácil de detectar. Cuando se mueve la planta, vuelan.

Medidas de prevención y control: Para su prevención y control se aplican tratamientos con insecticidas específicos.

Araña roja -Tetranychus urticae

Estas plagas son más difíciles de ver a simple vista, son muy pequeñas y su presencia en el envés de las hojas va acompañada de una fina telaraña. El haz de las hojas tiene una superficie plateada, ligeramente brillante, con pequeñas depresiones que se vuelven marrones.

Medidas de prevención y control: En la época cálida, estas plagas tienen muchas generaciones y para controlarlas es necesario aplicar varios tratamientos, a intervalos de 5-7 días. Acaricidas utilizados para combatir la araña roja:

Babosas y caracoles

Estas plagas nocturnas se alimentan de partes de las hojas, capullos, flores o incluso de la punta de crecimiento de la planta. Las hojas presentan agujeros tanto en el centro como en el borde. Tras desplazarse, estas plagas dejan tras de sí un rastro brillante, que es señal de su presencia.

Medidas de prevención y control: Para controlarlas, se pueden eliminar manualmente o utilizar trampas consistentes en un cuenco con bordes bajos en el que se coloca cerveza, un atrayente para caracoles y babosas.

Trastornos fisiológicos de las plantas

Edema

Se produce en caso de absorción excesiva de agua durante el día, en condiciones de altas temperaturas, seguida de bajas temperaturas por la noche. El agua se absorbe más rápidamente de lo que se pierde a través del sudor. El agua se acumula en exceso en las células, en forma de protuberancias situadas en el haz o el envés de las hojas, los tallos o las flores.

Bajas temperaturas y heladas

En caso de temperaturas demasiado bajas, la planta es más propensa a enfermar, crece lentamente y puede mostrar síntomas de lesiones profundas en la superficie de las hojas. Los tejidos presentan un aspecto translúcido y acuoso, seguido de pardeamiento.

Quemaduras solares

Las plantas son propensas a las quemaduras solares, sobre todo en primavera, cuando se trasladan al exterior. La luz intensa y el sol directo provocan la aparición de manchas negruzcas o marrones y, con el tiempo, el tejido se adelgaza como consecuencia de la destrucción celular.

Abonado excesivo

En el caso de aplicar fertilizantes solubles, se recomienda utilizar una solución diluida (a 1/4 o 1/8 de la dosis recomendada) para evitar quemaduras.

La administración prolongada o excesiva de fertilizantes provoca la acumulación de sales en forma de polvo blanquecino en el sustrato o la maceta. Estos depósitos de sales afectan a la planta y pueden incluso provocar su muerte.

Las puntas de las raíces presentan quemaduras y se detiene el crecimiento de otras nuevas. Si no se toman medidas, pueden producirse quemaduras en las puntas de las hojas.

Para evitar la acumulación de sales, se recomienda administrar agua sin abono una vez al mes para lavar el sustrato.