La higuera (Ficus carica) es un arbusto frutal de la familia de las moráceas originario de Asia Menor. Las higueras se cultivan en zonas subtropicales y templadas o de clima suave. En Europa, los primeros en mencionar la higuera fueron los griegos. En los escritos antiguos, la higuera se considera uno de los arbustos frutales más importantes.

La importancia de los frutos de la higuera viene dada por su alto contenido en vitaminas, minerales y azúcares fácilmente asimilables, así como por su sabor especial. Los higos también pueden utilizarse con fines terapéuticos, para tratar diversas enfermedades externas o internas.

Características botánicas

En las regiones donde es una especie endémica (y donde se cultiva intensivamente), la higuera crece en forma de árbol, alcanzando alturas de 12-15 metros. En las zonas donde las condiciones ambientales son diferentes de su hábitat natural, la higuera se encuentra en forma de arbusto, con 4-6 tallos ramificados y alturas de 2-3 metros. La raíz es fasciculada y fuertemente desarrollada. En la superficie de la raíz pueden formarse yemas adventicias. Posteriormente, pueden evolucionar hasta convertirse en chupones radiculares, que ayudan a la planta a recuperarse (sobre todo si la parte aérea resulta dañada por las heladas). El tallo es grueso, de color gris, y las ramas son lisas. Las hojas son de color verde oscuro y palmeadas. Las flores son pequeñas y numerosas. El fruto es una siconia globosa o en forma de pera, que puede alcanzar un peso de 150 gramos.

Requisitos medioambientales

Al ser una especie tropical, tiene grandes exigencias en cuanto a factores climáticos:

La luz. En primer lugar, la higuera es una especie exigente en luz. Crece y se desarrolla en lugares luminosos, con exposición sur, a una distancia adecuada de otras especies frutales o plantas que puedan hacerle sombra. La luz influye positivamente en la brotación, en la formación de los botones frutales y en la fructificación propiamente dicha. En condiciones de luz adecuadas, puede fructificar dos veces al año.

Temperatura. Las exigencias de temperatura de la higuera son elevadas, siendo sensible a las heladas. La higuera soporta altas temperaturas (hasta 40 °C), pero las hojas pueden sufrir quemaduras. La planta tiene una baja resistencia a las heladas, temperaturas de -12 °C a -15 °C pueden afectar a los órganos vegetativos.

Humedad. En el caso de los cultivos comerciales, en las zonas donde las precipitaciones anuales son inferiores a 600 mm, está indicado el riego. Las precipitaciones abundantes en la fenofase de maduración de los frutos pueden provocar grietas en ellos. La higuera también es sensible al exceso de humedad en el suelo.

Suelo. La higuera prefiere suelos ligeros, permeables, con alto contenido en humus y con pH ligeramente alcalino o neutro. No son indicados los suelos pesados, fríos, que retienen la humedad o demasiado secos.

Preparación del terreno

El lugar de cultivo de la higuera se elige en función de los requisitos de la especie para el suelo y los factores ambientales. El suelo se prepara 2-3 meses antes de la plantación. El terreno debe estar libre de restos vegetales. La fertilización se lleva a cabo en función del grado de aporte de nutrientes al suelo. Se realiza un arado profundo mecánico o manual, a una profundidad de 40-50 cm. En suelos finos, el arado puede realizarse a una profundidad de 30-40 cm.

Plantación

Para evitar la exposición de las plantas jóvenes a las heladas, se recomienda plantarlas a principios de primavera. El tamaño de los hoyos de plantación varía en función de la preparación del suelo. Pueden tener unas dimensiones de 40x40x40 cm en tierras en las que se haya realizado un arado profundo, de 60x60x40 cm en campos arados, o de 80x80x60 en tierras no cultivadas. Las fosas pueden hacerse mecánica o manualmente, en el caso de pequeñas plantaciones.

Antes de plantar se da forma al sistema radicular, eliminando las raíces dañadas o secas. Justo antes de la plantación, las raíces deben introducirse en un barro de consistencia de crema agria, formado por tierra amarilla, estiércol de ganado y agua. La plantación consiste en colocar las raíces del material de plantación en el hoyo, en posición vertical, y cubrirlas con tierra. Inmediatamente después de la plantación, se compacta la tierra alrededor de las plantas y se riega con 5-6 l de agua/planta.

Trabajos de mantenimiento

Poda

Si las higueras se cultivan en zonas más frías, se manejan en forma de arbusto, para permitir la protección de la planta durante la estación fría. En la misma zona, la higuera se puede manejar en forma de árbol enano o de cordón horizontal.

En el caso de las plantaciones de higueras, se utilizan cuatro métodos de poda: la poda de formación de la copa, la poda de estimulación de la fructificación, la poda de mantenimiento y la poda de rejuvenecimiento.

La poda de formación de la copa tiene la función de asegurar el tamaño necesario de las ramas esqueléticas y semiesqueléticas para sostener la producción, así como para acelerar la fenofase de fructificación del arbusto. Este tipo de poda se realiza a partir del establecimiento de la plantación.

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Los esquejes estimuladores de fructificación garantizan un número adecuado de ramas fértiles, con longitudes de 20-40 cm. De este modo, se obtiene un rendimiento satisfactorio y los frutos pueden madurar conformemente. Al principio, los esquejes estimuladores de la producción de fruta se realizarán simultáneamente con los esquejes de formación de la copa. Asimismo, los esquejes estimuladores de la fructificación se realizarán junto con los esquejes de mantenimiento.

Las podas de mantenimiento y regeneración consisten en eliminar las ramas dañadas o mal situadas.

Se recomienda llevar guantes de protección durante las operaciones de mantenimiento, ya que el látex del higo es tóxico.

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Riego y fertilización

Las plantas de higuera reaccionan positivamente a la administración de fertilizantes. Éstos pueden aplicarse a partir del segundo y tercer año tras la plantación. Pueden aplicarse abonos orgánicos o abonos complejos NPK. Asimismo, en función de las necesidades de la planta y de las condiciones ambientales, pueden administrarse fertilizantes foliares.

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Protección de las higueras durante la estación fría

La higuera es un arbusto sensible a las heladas, y en las zonas donde las temperaturas descienden por debajo de -12°C en invierno, debe protegerse. Una vez caídas las hojas de la copa, se recogerán las ramas en forma de ramo, se atarán con un cordel (no debe estar muy apretado) y se cubrirán con paja u otros materiales. Después, se envolverán en tela de yute (o tela protectora especial), y se volverán a atar.

En el caso de arbustos jóvenes, se pueden doblar cuidadosamente las ramas lo más cerca posible del nivel del suelo y fijarlas allí con ganchos. Se cubrirá con otra capa (20-30 cm) de paja o estiércol de paja. Este método de protección implica una serie de medidas, como:

• el material de plantación debe colocarse en posición oblicua,
• hay que gestionar la copa para que forme un arbusto bajo,
• los tallos no deben ser gruesos, para que puedan doblarse fácilmente, sin riesgo de rotura.

En ambos casos, debe haber un lugar descubierto donde la planta pueda respirar.

Control de plagas

Las principales enfermedades que pueden afectar a las plantas de higuera son el mosaico del higo, la roya, el cancro bacteriano, la antracnosis, etc. Las principales plagas son pulgones, cochinillas, ácaros y orugas.

Recolección de higos

La higuera puede dar dos cosechas al año. Los frutos de la primera cosecha son más grandes, mientras que los de la segunda son más pequeños y perfumados. El período óptimo de recolección varía según la región y la variedad. Los frutos se recolectan en plena madurez, cuando su color se vuelve morado y pueden desprenderse fácilmente de la planta. Tras la cosecha, los higos pueden almacenarse durante cortos períodos de tiempo porque son perecederos.

Además:

• La higuera se multiplica vegetativamente por esquejes, chupones de raíz, acodo o división de la planta.
• Las plantas de higuera pueden dar frutos en el segundo año tras la plantación, pero pueden obtenerse rendimientos significativos en el cuarto o quinto año.